Ayuda a Fr. Eduardo a sembrar educación en Los Almácigos, República Dominicana
El proyecto educativo de Los Almácigos necesita nuestra colaboración para seguir ayudando a la infancia más empobrecida
Desde la Comunidad Santa Rosa de Lima, en Santiago de los Caballeros,Fr. Eduardo Romero, OP atiende pastoralmente, entre otras comunidades, el pueblito agrícola Los Almácigos.Nuestra presencia en Los Almácigos busca acompañar a aquellas personas que viven en la vulnerabilidad de los márgenes de la sociedad dominicana: los dominico-haitianos. La mayoría de ellos viven inmersos en la pobreza y la miseria, y con muy pocas oportunidades para salir de esta situación.
Los migrantes haitianos quizás sean quienes peor pagados estén, a pesar de realizar los trabajos más duros y menos queridos: las labores de cultivo y recolección en el campo, los trabajos pesados de construcción, ventas informales ambulantes, etc. Viven en una situación de tanta vulnerabilidad que, a pesar de que muchos han nacido en República Dominicana, les resulta casi imposible que se les reconozca la nacionalidad; ni en el país en el que viven ni en Haití. Nuestra labor en este contexto no pretende más queser una pequeña luz en su camino, una mano amiga que les abra las puertas que den acceso a otro tipo de vida.
El Proyecto Educativo de Los Almácigos consta de escuelita, sala de tareas con biblioteca y programa de alimentación. Se les ofrece una educación inicial donde aprenden español, a leer y escribir en español. Con lo aprendido en nuestro aula, los niños y niñas pueden acceder a la escuela pública, reconociéndoles los niveles superados. La sala de tareas es un espacio en el que los niños y niñas tienen acceso a libros, computadoras, el apoyo de una persona formada o, simplemente, una mesa donde realizar sus tareas; todos ellos, elementos que están ausentes en su entorno familiar y comunitario. Es necesario que los niños comiencen a ver que la vida es algo más que lo que ellos ha podido ver donde han nacido. El objetivo de nuestro proyecto es cortar la espiral del empobrecimiento.
En el Proyecto Educativo contamos con:
Una infraestructura que facilita nuestra labor: Tenemos una escuelita con un aula amplia, una sala de tareas, una pequeña biblioteca (con libros y ordenadores), una cocina, comedor y baños.
Un equipo humano bien preparado y comprometido: En la escuelita contar con profesorado de nacionalidad haitiana para impartir las clases es necesario ya que los niños al llegar no saben hablar español.
Unprograma de alimentación imprescindible. Este programa es tan importante como la misma educación porque sabemos que los niños y niñas con hambre no pueden aprender; es por ello que en la escuelita ofrecemos desayuno y comida a nuestro alumnado.Si no ofreciéramos este programa muchos de los niños y niñas ayunarían con frecuencia, como sucede en muchas familias.
En las familias de nuestro proyecto para poder sobrevivir, tanto el padre como la madre deben irse a trabajar como jornaleros y los niños y niñas más grandes deben encargarse del cuidado de los más pequeños. ¿Y la alimentación de los que cuidan y de quienes son cuidados? Lo que se improvise. Por ello, cuando hay clase acuden felices a la escuelita, porque saben que van a desayunar y a comer, al igual que cuando organizamos campamentos.
Muchos de ellos entienden que por sí solos no pueden cambiar de estatus, que abandonar la miseria de forma honrada es imposible. Queremos darles la oportunidad de que estudien, para que ellos mismos comprendan que cambiar de vida para mejor es posible, que a través del estudio y la formación, ellos mismos pueden ser sujetos de su propia liberación.
Antes de que existiera este proyecto educativo, todos los niños y niñas de la zona crecían sin acceso a la educación. Desde muy jovencitos tendrían hijos y se convertirían en peones mal pagados para la agricultura o la construcción. No podrían acceder a los estudios por no hablar español, lo que impide la admisión en la escuela dominicana; por carecer de documentación y al no ser declarados no existir para el Estado y por ver la educación como algo superfluo, que no cambia sus vidas en lo inmediato. Por lo tanto, estas familias estaban sumidas en la pobreza y sin oportunidades para el futuro. Su única expectativa era poder trabajar el día siguiente para seguir sobreviviendo.
Fr. Eduardo, misionero dominico, nos necesita para que apoyemos su importante labor en Los Almácigos. Este proyecto no recibe ninguna ayuda ni por parte del Estado ni por parte de otras organizaciones y su continuidad depende solamente de la generosidad de los colaboradores de Selvas Amazónicas.
En Selvas Amazónicas #SembramosEducación. Contamos contigo para poder seguir Sembrando flores de dignidad en República Dominicana. ¡Ayudanos a ayudar!