Digmary Morales: “El cubano a pesar de todo tiene alegría, tiene esperanza”

Digmary es la coordinadora de nuestros proyectos en Martí (Cuba) trabaja para las Hermanas de Santo Domingo  y Néstor es fraile dominico acabando sus estudios en Roma.

Digmary Morales finalizó los estudios de técnico de informática, es coordinadora del Movimiento Juvenil Dominicano (MJD) en Cuba, y desde hace 8 años coordina el proyecto acompañamiento de niños y adolescentes en Martí, un municipio al noreste de Cuba en la provincia de Matanzas. En él se lleva a cabo un trabajo pastoral todos los sábados con fin educativo y de ayuda social, y un campamento de verano. La economía familiar está muy perjudicada por la situación que atraviesa el país así que las familias agradecen que sus hijos e hijas estén cuidados y atendidos en el proyecto mientras trabajan.

Al proyecto acuden aproximadamente 100 niños al día de entre 4 y 15 años, dónde se les ofrece formación cristiana y promoción humana. Se realizan diferentes actividades con niños de su edad: deporte, música, juegos, catequesis o manualidades, también reciben la comida, algo que agradecen mucho las familias, ya que Digmary nos cuenta que a raíz de la pandemia empezaron a escasear todo tipo de productos como el jabón, medicamentos, alimentos o gasolina.

Las consecuencias de este desabastecimiento se han ha visto reflejadas también en los niños del centro. Ya no existe el problema de que no quieran comer algo porque no les gusta y no dejan nada en el plato. De hecho, cuando alguien deja algo, el de al lado le pregunta que si no lo quiere y se lo come. A pesar de esta situación, están dispuestos a compartir todo entre ellos con una sonrisa y sin queja alguna.

Cada familia tiene una cartilla de racionamiento sobre lo que pueden comprar cada mes y está todo muy controlado y ajustado. La gente que tiene familia fuera del país pueden ir a las tiendas MLC (Moneda Libremente Convertible) y ni aun así consiguen todo lo que quieren o necesitan. Pero el cubano no pierde la alegría, sigue luchando con esperanza.

Otra ayuda que ofrecen al pueblo de Martí es la de botiquín, debido a la escasez de medicamentos muchas personas enfermas llaman a su puerta para ver si pueden conseguir cosas tan esenciales como paracetamol o antibióticos, y si lo tienen y les enseñan la receta se lo ofrecen sin coste.

El turismo también se ha visto afectado, notándose una bajada considerable en el país. Además, ha aumentado mucho la migración, especialmente a Miami, para buscar un futuro mejor y poder enviar dinero a sus familias.

El sueño de Digmary siempre había sido viajar a España, y por fin lo ha cumplido tras dos intentos previos de pedir el visado y no concedérselo, lo ha logrado gracias a la JMJ, a la que acudirá este verano en Lisboa. Y ya que ha conseguido salir de Cuba pues aprovechará a visitar Roma con su hermano Néstor. Que nos hablaba de la diferencia de viajar como turista o como viajero: “los misioneros son viajeros”.