Franja Costera y derechos humanos

Desde hace 37 años los dominicos acompañamos en sus esperanzas, luchas y sufrimientos a unas 2.500 familias de un barrio pobre y excluido de la periferia de Asunción, el Bañado Tacumbú. Evangelizar y promover la vigencia entre los empobrecidos de los derechos humanos ha sido el horizonte y motivación más profunda de nuestra presencia en el barrio. Dos aspectos inseparables del seguimiento de Jesús y de la misión de la iglesia. 

Pablo VI lo expresó clara y desafiantemente en su encíclica Evangelii Nuntiandi: “Evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (EN, 14). “Entre evangelización y promoción humana (desarrollo, liberación) existen vínculos muy fuertes. Vínculos de orden eminentemente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (EN 31).

Un barrio empobrecido en la periferia de Asunción es un barrio donde los derechos humanos son vulnerados, olvidados y atropellados de mil maneras. El derecho a la alimentación, al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, a la justicia y muchos otros son derechos de los que los pobres son excluidos continuamente. 

Con los pobres de nuestro barrio, desde ellos y sumándonos a sus luchas y resistencias diarias, hemos trabajado incansablemente para lograr la vigencia de esos derechos. Nuestra parroquia, con esa finalidad, fundó en 1987 una organización social (CAMSAT) cuyo objetivo es la superación de la pobreza y el trabajo por la vigencia de los derechos sociales en el Bañado Tacumbú. A lo largo de estos años hemos llevado a cabo múltiples proyectos y actualmente cuenta con 782 familias asociadas (unas 3.500 personas). 

El derecho a la alimentación, al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, y muchos otros son derechos de los que los pobres son excluidos continuamente. Sumándonos a sus luchas, los dominicos buscamos alcanzar la vigencia de sus derechos.

El servicio más relevante que desde la Iglesia hemos hecho a nuestro barrio es lograr la unidad de todos los vecinos a partir de CAMSAT en torno a un proyecto que cambiará la vida de esta comunidad: el proyecto “Franja Costera Inclusiva”. Este proyecto, uno de los más grandes que se han realizado en la ciudad de Asunción, consiste en elevar 6 metros de altura un espacio de 70 hectáreas pertenecientes al terreno inundable del Bañado Tacumbú y construir en ellas un nuevo Bañado. Esto implica, entre otras cosas, la construcción de 2.600 viviendas para las otras tantas familias que actualmente viven en el barrio. 

Desde 1994 CAMSAT, con los vecinos del barrio, hemos pedido a las autoridades municipales y gubernamentales solucionar uno de los más graves problemas del Bañado Tacumbú consistente en las periódicas inundaciones del río Paraguay que obligan a todas las familias a salir durante varios meses del barrio y vivir en condiciones infrahumanas. En el 2017 se inició este proyecto, con un altísimo contenido social, el de mejorar la situación de todas las familias de forma sostenible. 

Desde sus inicios, el Bañado Tacumbú se ha unido, a propuesta de CAMSAT y de la parroquia, en una federación de organizaciones del barrio. Se denomina Asamblea Permanente Unidos por la Franja (APUF) y nuclea a más del 90 % de las organizaciones del barrio, concretamente a 36. 

El barrio entero, desde hace seis años, participa en el proyecto que se calcula finalizará en cinco años más. Lo hace a través de CAMSAT y de APUF con su asamblea de 145 miembros que sesiona cada 45 días; con su junta Ejecutiva de 9 miembros que lo hace cada 21 días; con un equipo social de 12 personas del bañado con estudios universitarios; y con un equipo social de dos ingenieros y 5 arquitectos que voluntariamente asesoran y representan en las negociaciones técnicas a la organización del barrio. 

Para nuestro barrio organizado el proyecto va mucho más allá de la construcción de viviendas y de salvarnos de las inundaciones. Estamos trabajando con la municipalidad y el Gobierno para que ciertos derechos humanos se vean mejorados y más vigentes a través del mismo. 

No es fácil lograr que los pobres sean protagonistas de su propio desarrollo, que sean escuchados en sus justos reclamos de una vida digna, que no sean discriminados y excluidos en la ejecución de los proyectos y obras que les afectan. 

El mencionado proyecto “Franja Costera Inclusiva” es un sueño acariciado por nosotros desde hace 28 años. No solo hemos soñado, trabajamos incansablemente para hacer posible que esa “nueva ciudad” suponga un gran paso en la conquista de derechos humanos tan básicos como la participación ciudadana, la vivienda, el trabajo, la educación, etc. 

Inspirados en un mito guaraní “Yvy Marane´ý rekabo” (en busca de la Tierra sin mal) estamos teniendo ya logros muy importantes. El primero es el de nuestra participación efectiva en el Proyecto. Los pobladores del Bañado somos parte desde hace años, con voz y voto, en la Mesa Interinstitucional que evalúa, propone y comparte la marcha del proyecto conformada por el Ministerio de Obras Públicas, la Municipalidad de Asunción y las empresas y consultorías involucradas en el mismo. 

Venimos alcanzando logros importantes: la unidad de todos los vecinos, nuclear a las organizaciones del barrio, acceder a títulos de propiedad y, en definitiva, construir una “nueva ciudad” con acceso a los derechos humanos más básicos.

Hemos logrado no ser desplazados de nuestro barrio y acceder a un título de nuestras viviendas, también el tener una relación permanente y de mutua colaboración en los distintos aspectos y pasos del proyecto. Sabemos que la pobreza y exclusión social no van a terminar con la ejecución de este Proyecto, pero trabajamos para que sea una oportunidad aprovechada para dar pasos importantes en esa dirección: la organización de los pobres, la capacitación de los mismos, la conciencia crítica acerca de su situación, el protagonismo responsable en la tarea de luchar por su desarrollo humano y cristiano. 

Los dominicos, junto con la comunidad cristiana de la parroquia y unidos a todas las personas y organizaciones que trabajan por la justicia, estamos promoviendo y acompañando este proceso. El seguimiento de Jesús y el amor a los más pobres guían nuestra misión. Nos animan y alientan las palabras del Papa Francisco en su primera encíclica: “De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad” (EG, 186).