Gracias, Anselmo, tu vida habla bien de Dios
Recogemos testimonios sobre el misionero dominico Fr. Anselmo Alonso tras su partida a la Casa del Padre el pasado 7 de junio
Fr. Miguel Ángel Gullón: Fr. Anselmo Alonso nació en 1934 en Alba de Tormes, pueblo de Santa Teresa de Jesús. Se ordenó sacerdote en 1965, llegó a República Dominicana en 1968 destinado a Higüey y al año siguiente pasa a formar la comunidad de frailes dominicos en El Seybo. Enriqueció sus estudios de Teología con un diplomado en Pastoral en Medellín con la guía de Gustavo Gutiérrez. Fue docente en el Colegio y Liceo Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey, la Escuela Nuestra Señora del Rosario en el Seybo, el Colegio Sagrado Corazón en Santiago y el Centro de Teología Santo Domingo de Guzmán. Vivió durante 54 años en Santo Domingo, Santiago y Santa Cruz de El Seybo donde residió hasta el pasado verano cuando viajó por problemas de salud al convento de La Virgen del Camino en su España natal.
Junto a los frailes Pablo Puerto, Juan Manuel Pérez y Gregorio Álamo adquirió a Radio Seybo de manos de los hermanos Cepeda hace 49 años. En esta estación radial laboró en el programa “La Palabra de Dios Hoy”, “Construyendo Valores” en el “Bloque Familiar de la Mañana” y “Cómo aprender a leer la Biblia”. Construyó muchas capillas en las Comunidades campesinas con el objetivo de que fuesen lugares de encuentro entre las personas y también para celebrar la Palabra. Tenía preferencia por los campesinos que sufrían los abusos del Central Romana y de los terratenientes. Cuando desalojaban a las familias, les destruían sus casas, les quitaban sus tierras y los llevaban presos era entonces cuando Fr. Anselmo, los frailes y las Misioneras Dominicas del Rosario iban a sacarlos de la cárcel. Tal era el apoyo a los campesinos y la denuncia de las violaciones a la dignidad por parte de los terratenientes que fue declarado “Hijo non grato de la ciudad” por las fuertes presiones de éstos a las autoridades políticas.
Fr. Anselmo Alonso cuenta como «teníamos campesinos todos los meses presos en la cárcel por motivos de meterse en tierra “privada” según ellos (los terratenientes), no importaba que llevaran años o la heredaran de sus antecesores. No tenían título y, por lo tanto, de nada les valía. Llegaban con la policía y les enseñaban un pedazo de papel timbrado, diciendo que esas parcelas les pertenecían y que, por lo tanto, tenían 15 días para desalojarlas. Sólo les quedaba el irse a las montañas y empezar con otro pedazo de tierra donde sembrar, para dar de comer a la familia».
Fr. Anselmo fue un hombre que amaba la tierra y buscaba sacar de ella lo que puede dar. Además, tenía como hobby la crianza de animales de corral (gallinas, patos, conejos). Una de sus pasiones eran las playas, las que disfruta siempre que tenía tiempo. Persona jovial, alegre, transmitía alegría y esperanza nacidas de la profunda fe que heredó de sus padres a quienes siempre recordaba con cariño. Fr. Anselmo fue un mensajero de la gracia de Dios, testimonio de entrega y solidaridad con los preferidos de Jesús de Nazaret. A destacar la gran amabilidad que tenía para acoger a las personas voluntarias enviadas por Misioneros Dominicos-Selvas Amazónicas, Acción Verapaz y Fundación Anacaona.
Damos gracias a Dios por su vida y todo lo compartido en esta comunidad seibana, de donde se iba pero regresaba, pues aquí logró establecer gran empatía con las comunidades rurales, sus favoritas, a las que dedicó mucho tiempo y trabajo, formando comunidades de base, líderes, catequistas y apoyó las luchas campesinas por la tierra y en la construcción de capillas para las celebraciones religiosas y reuniones comunitarias. En sus últimos años aquí apoyó la fraternidad Laical Santa Catalina de Siena en la construcción del centro Fray San Martín de Porres en Villa Guerrero, que le gustaba llamar Fray Escoba.
Gracias, querido Fr. Anselmo por tu vida entregada con tanto amor. La Virgen del Camino te lleva en sus brazos. Desde el cielo envíanos la luz del Creador para que sigamos recreando su obra tal cómo tú lo hiciste con pasión y ternura en las Comunidades de Santiago y El Seibo. Siempre en nuestros corazones.
Margarita Ureña: Hasta luego querido fray Anselmo, hiciste vida el evangelio, predicando a tiempo y destiempo. Administraste el sacramento del matrimonio a mi hermana Rita, el bautismo a mi hijo Isaías. Le echaste la bendición a nuestro hogar en el 1994. Gracias por tanto. Cuánto amaba a las comunidades. Tu recompensa está en el cielo.
Dilcia Morales: Misionero, Formador, Amigo. Gracias por tanto Fray Anselmo Alonso López
José Luis Chamorro: Hoy se ha ido un luchador incansable al lado de los campesinos de República Dominicana. Hace tan solo 15 días estuvo en nuestra tienda Equitanea y le regalé un chocolate de Comercio Justo de la Cooperativa de Conacado de Hato Mayor. Pasamos un buen rato recordando viejos tiempos por aquellas tierras donde dejó lo mejor de sí, siempre entregado y servicial. Con el vino otro compañero el exdominico Óscar que también estuvo unos años en El Seibo. Los dos se han ido en poco tiempo.
Fray Cecilio Molina: Fray Anselmo fue un hombre de carácter fuerte y determinante, enfrentó el sistema de terror que se vivió durante los 12 años de Balaguer, y también a los terratenientes en el Seibo. Algunos de ellos lo han descrito como un hombre sin miedo. Damos gracias a Dios por su vida, nunca quiso ser perfecto, pero se pudo ganar el cariño de muchas personas. Así lo recordaremos dando gracias a Dios por todo el bien que fue capaz de hacer. Que descanse en la paz del Señor nuestro hermano Fray Anselmo.
Rosalba Martínez: Hoy me despierto con la noticia de que ya no estás con nosotros, que ya tu trabajo aquí ha terminado. Ve con Dios, mi padre Anselmo, mi cascarrabias pleno. Que el Reino que allí te espera, te reciba con los brazos abiertos y nos sigas alentando con tu convicción. Descansa en paz y gracias por todo lo vivido.
Dioselina Álvarez: Descansa en paz mi querido Anselmo. Gracias por tu entrega y apoyo a los más necesitados.
Belén Sánchez Gil: Hoy quiero dar gracias a Dios por tu vida Anselmo. Dejaste todo para irte en barco a la misión, tardando 15 días en atravesar el Océano Atlántico. Al partir, te cantaron esa canción que siempre tarareabas “hasta que Dios nos vuelva a encontrar” y en el viaje te convertiste en campeón de dominó.
Allí, en El Seibo y Santiago de los Caballeros, supiste hablar con Dios y de Dios. Fuiste predicando la Palabra por los campos y bateyes, formaste catequistas y creaste comunidades con sed de Dios y ganas de compartir. Todavía recuerdo la alegría y fraternidad con la que te recibía tu gente en los campos, disfrutabais tanto compartiendo la fe y la vida que eso fue una de las mejores cosas que aprendí de ti, a disfrutar de esos pequeños grandes momentos de encuentro.
Austero como pocos, lo material poco te importaba, pero siempre te preocupaste de saciar tu espíritu leyendo libros y hasta buscando en internet, para ver cómo llegar a la gente, cómo transmitirles el mensaje del Evangelio. Bajabas a Radio Seybo a la “Palabra de Dios hoy” con el comentario de Pagola y al programa de “Cómo aprender a leer la Biblia” con el catecismo. Allí tuve la suerte de compartir y debatir contigo. Gracias por ser Luz para muchos.
Te preocupabas mucho por la gente, nunca olvidaré el abrazo de alegría que me diste al volver del hospital después del accidente que tuvimos, y ver que estaba bien, gracias. Siempre que podías te ibas a ver a los enfermos. Luchaste mucho al lado de los campesinos, para que tuvieran vida y vida en abundancia. Sabías querer a la gente y trabajabas para construir el Reino de Dios, con gran corazón y un fuerte carácter castellano.
Supiste apreciar la maravilla de la creación y compartiste con todos los íbamos por allí la playa de Miches, dónde cargabas pilas para seguir al servicio. Has dejado mucha huella en nuestras vidas, siempre permanecerás vivo en nuestros corazones, esperamos que Dios nos vuelva a encontrar. Disfruta de Dios y gracias, por tanto.
Jacinto S.M: Con el reciente fallecimiento de Fr. Anselmo Alonso López en España, vemos como una generación de frailes dominicos han partido a la casa del Padre. Desde su segunda llegada 1954 encabezado por Fr. Vicente Rubio, muchos frailes han dejado sus huellas en nuestras tierras de República Dominicana (Santiago, El Seybo y Santo Domingo), acompañando a cada una de estas comunidades, predicando el Evangelio desde esa búsqueda de la verdad. Este estilo de prédica, propio del carisma de la Orden, ha estado acompañado con el interés de que la gente conozca a Jesucristo a través de la palabra que se compromete en el trabajo con los más necesitados, una palabra que clama justicia en una sociedad marcada por grandes desigualdades sociales. Los frailes dominicos siempre estuvieron del lado de los sectores más vulnerables, (los campesinos sin tierras, los perseguidos por la dictadura, los inmigrantes, los necesitados de justicia y por aquellos que no conocían de Dios), siendo voz de aquellos que no les permitieron hablar. Hoy que muchos de ellos no están físicamente con nosotros, queremos decir, que necesitamos voces que sigan proclamando la verdad en este desierto de injusticia que vivimos en la República Dominicana, que continúen siendo luz como faro en medio de las sombras que cubren nuestra ignorancia. A la memoria de: Fr. Vicente Rubio, Fr. Baltazar, Fr. Fermín, el Hermano Rafael, Fr. Valentín Camarero, Fr. Segundo Pizarro, FR. Jesús Gonzalez, Fr. Pablo Puerto, Fr. Mantilla, Fr. Luis Oregui, Fr. Ángel Martínez, Fr. Kike Sariego, Fr. Juan Manuel Pérez, Fr. Bernardo W., Fr. Anselmo Alonso López.