Gracias República Dominicana por tu calor, alegría y cariño

Los seibanos son una gran comunidad llena de vida, de gente sencilla con una gran confianza en Dios y dispuestos a trabajar por el bien común. Dios se hace presente a través de cada uno de ellos. Me encanta ver cómo se ayudan unos a otros, cómo se hacen presentes en las celebraciones, en los momentos de dolor y de esperanza de los hermanos, son una verdadera comunidad. Como nos decían dos de ellos, "hemos venido a servir” y “el amor es lo único que vale”.

En Radio Seibo, una radio comunitaria que dirige Fray Miguel Ángel Gullón, OP, para anunciar el Evangelio, educar, acompañar y denunciar las injusticias; hemos participado en el programa “La Palabra de Dios hoy”, dónde compartíamos la reflexión del evangelio del día, leíamos las cartas que nos enviaba la gente y escuchábamos la interpelación que esa Palabra hacía para su vida a través de las llamadas de algunas personas. Es bonito empezar así el día. También visitamos los invernaderos Nuestra Señora de Covadonga y el Centro de Salud Fray Luis Oregui donde llevamos el dinero recaudado por el Colegio Virgen de Atocha (FESD) para la sala de pediatría. ¡Gracias! Colaboramos con la Pastoral Penitenciaria y dimos algún taller al equipo de radio Seibo o los becados.

Nos reunimos conRaysa y Noelia, las encargadas delproyecto de becasde El Seibo y conRosalbala coordinadora de las becas en Santiago de los Caballeros. Las tres hacen una labor inmejorable para que los alumnos de los campos, bateyes y barriosmás vulnerables continúen estudiando: los acompañan, dan seguimiento y les exigen que den lo mejor de ellos mismos, aprovechando esta oportunidad.Gracias a vuestra colaboración podemos ayudarles con el pago de la escuela, la compra del uniforme, los materiales o el transporte, según sus necesidades. Hemos visitado las casas y familias de los nuevos becados para valorar su situación y nos hemos dado cuenta del bien que hace este proyecto y cómo lo valoran sus familiares, tienen laesperanza de tener un futuro mejor. ¡Gracias por vuestra ayuda!

Entre los becados de El Seibo, tenemos un grupo de sordomudos, que gracias a vuestra ayuda han aprendido lenguaje de señas y ahora pueden relacionarse entre ellos y sueñan con poder trabajar y ser autónomos. Nos reunimos con la profesora que nos contó el inicio de la escuela, ella antes tenía una tienda y un día apareció un chico con un cartel, “soy sordomudo, huérfano y tengo hambre”, y eso la empujó a este gran proyecto que ha traído mucho bien a muchos jóvenes. A la reunión acudieron los alumnos y sus padres y la profesora se ofreció a enseñarle a los padres la lengua de signos necesaria para hablar con sus hijos y muchos mostraron interés por aprender. Hubo un momento precioso en el que uno de los padres dijo que se ofrecía a pagar el transporte de dos más, porque la vida de su hija era otra desde que se comunicaba y quería ayudar a otros.

En Santo Domingo visitamos la sala de tareas y manualidades, que llevan las dominicas de Fátima, convocaron a los niños y pasamos una divertida mañana jugando, dibujando, cantando y hasta contando. Luego hicimos algunas visitas y nos dimos cuenta de que la alegría que transmiten los niños no tiene mucho que ver con la realidad de vulnerabilidad en la que viven ellos y sus familias. Las hermanas tienen también un centro de capacitación de adultos donde enseñan peluquería, cocina, costura, para que puedan luego convertirlo en un oficio y mejoren sus condiciones de vida.

Tuve ocasión de acercarme a Santiago de los Caballeros, allí en los Almácigos, los misioneros dominicos tienen una escuelita para alfabetizar a niños de origen haitiano para que puedan luego incorporarse a la escuela dominicana. Coincidimos allí con el campamento de verano, en el que los que se van haciendo mayores, se quedan como monitores para que los más pequeños puedan disfrutar de esos días vacaciones con juegos, bailes y manualidades.

Cuando llegamos a República Dominicana, hacía pocos días que había fallecido el misionero dominico, Fray Juan Manuel Pérez, OP, y muchos nos contaban lo que había supuesto para sus vidas, compartir con él la fe y la vida, Juan Manuel sigue vivo en sus corazones y estoy segura de que todo lo que compartió con ellos, dará muchos frutos.

Gracias por tanto República Dominicana, por vuestra acogida, vuestro abrazo, vuestra esperanza, por vuestra fe y por hacer vida el Evangelio. Que no os canséis nunca de construir un mundo más humano y fraterno, que la lucha por la dignidad siga siendo vuestra bandera y que Dios os acompañe y bendiga siempre. 

Belén Sánchez Gil, directora ejecutiva de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas