Hermanamiento del Colegio Virgen de Atocha (FESD) con el Centro de Salud “Fray Luis Oregui”
Una forma de conocer la realidad de El Seibo, sentirse hermanos, compartir alegrías y preocupaciones, compadecerse ante el sufrimiento e intentar cambiarlo, colaborando y apoyando la misión.
El Colegio Virgen de Atocha (FESD) en Madrid demuestra su dimensión solidaria a través de diversas actividades de apoyo y sensibilización en beneficio del Centro de Salud “Fray Luis Oregui” en El Seibo (República Dominicana).
“Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Con esta conocida frase del poeta Antonio Machado podríamos describir nuestra relación con El Seibo; y, en concreto, con el Centro de Salud “Fray Luis Oregui”. Poco a poco, nos hemos acercado a una realidad que nos queda muy lejos geográficamente, pero que va acompañando el camino de los alumnos, de las familias y de todo el personal que formamos esta comunidad del Colegio Virgen de Atocha. El Seibo suena a cercanía, a lucha y esfuerzo, a fraternidad; en definitiva, a personas que conocemos en nuestra vida presente y que se hacen eco del grito de liberación de Antón de Montesinos y Bartolomé de las Casas. Nos evoca la fortaleza de quienes luchan por lo que les pertenece, pero también la fragilidad de tener unas circunstancias más adversas que las nuestras. El Seibo, en Atocha, se dice siempre unido a otro término: “nuestros hermanos”.
Todo empezó en el curso 2017-2018. Era deseo de la Fundación Educativa Santo Domingo (FESD), a la que pertenecemos junto con otros treinta y cinco colegios, que cada centro se abriese a la realidad de otros países. La pista para dirigirnos a República Dominicana nos vino de una antigua profesora enamorada de aquel lugar y aquellas gentes, Belén Sánchez, ahora directora ejecutiva de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas. Ella nos habló con pasión y nosotros, con cierto temor e incertidumbre, iniciamos un primer contacto.
Teníamos claros los dos objetivos principales, que se dan la mano y seguimos manteniendo. Primero, queremos mostrar a nuestros alumnos y familias otra realidad de nuestro mundo, con su riqueza cultural, pero también con sus dificultades, en la que la Familia Dominicana está presente. Nos parece que esta es una tarea educativa insustituible. Y sí, en El Seibo, con todo lo que se diferencia de Madrid, tenemos hermanos que nos enseñan y acompañan nuestro proceso educativo. Aprender es abrir ventanas a un mundo donde todos estamos relacionados, porque lo estamos construyendo juntos.
El segundo objetivo brota del anterior: si vamos descubriendo y amando aquella realidad, necesitamos aportar nuestro granito de arena para mejorarla.
Descubrir otras realidades, amarlas, poner nuestro granito de arena y sensibilizar a nuestros alumnos y familias son las prioridades que nos mueven a unirnos a “nuestros hermanos”.
Nuestras primeras comunicaciones las mantuvimos con las Misioneras Dominicas del Rosario, y con el Colegio que las hermanas tienen allí. Fue el comienzo, nos ayudó mucho ver fotografías, vídeos y descubrir cómo es la vida de un Colegio en la otra orilla, junto a los desafíos que, en el día a día, tienen muchos niños y familias. Nos apoyamos en Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas, que nos ha abierto un abanico amplio de posibilidades para el conocimiento y la colaboración. Ayudamos durante un tiempo con becas escolares y, a cambio, obtuvimos el testimonio agradecido de aquellos que las habían recibido. ¡Todo un regalo para nosotros!
Nuestro espacio se fue ensanchando y aparecieron dos frailes dominicos, Fr. Anselmo y Fr. Miguel Ángel. Nos sentimos muy cerca de la lucha para que los campesinos lograsen la propiedad definitiva de sus tierras. Recibimos con gran dolor la noticia del asesinato del pequeño Carlitos, en marzo de 2019: el curso siguiente nuestro compromiso, frenado por la pandemia que nos llevó a una solidaridad “tras las pantallas”, fue colaborar para que su familia tuviese una casa más digna, haciéndonos eco de su sufrimiento. Hemos conocido y, de alguna forma acompañado, las marchas hacia Santo Domingo, haciendo también nuestras propias manifestaciones solidarias en el patio del Colegio. Nos hemos informado de la importancia de Radio Seybo y nos han entristecido las noticias del paso de los huracanes.
Fue tras la pandemia, en el curso 2020-2021, cuando al percibir la realidad de la sanidad española quisimos reflexionar sobre el acceso a los servicios sanitarios en El Seibo. Entonces descubrimos el Centro de Salud “Fray Luis Oregui” y la labor que realiza, con la fuerza de las cosas pequeñas. Aquel curso nos concienciamos sobre el valor ¡económico! de la sangre, y decidimos aportar nuestra pequeña gotita. La venta de bolígrafos y de “gotas de sangre antiestrés”, la realización de varios mercadillos solidarios de juguetes y libros de segunda mano, una mañana de “zumba solidaria” y, sobre todo, la generosidad de las familias, que llevaron nuestra pequeña ayuda para nutrir el Banco de Sangre en el Centro de Salud. Es importante señalar las ganas con las que el alumnado asume toda la formación (charlas, talleres) que reciben sobre lo que allí se vive.
En los dos últimos cursos, hemos contado con la ayuda de Fr. Juanma, dominico seibano, que nos ha acompañado para conocer con más profundidad la realidad de su provincia. Ha sido una experiencia realmente educativa ayudarnos a “tocar” esa otra cara del planeta que nos queda más lejos. En el año anterior, nuestro compromiso se centró en ayudar a amueblar la sala de pediatría; en este curso pasado, la compra de un ecógrafo. Ambos proyectos los hemos alcanzado con la colaboración de todos.
¡Se hace camino al andar!: Marchas solidarias, fomentar canales de información, venta de bolígrafos, mercadillos solidarios, formación, stand de productos dominicanos, venta de jabones elaborados con aceite reciclado, colaboraciones de los padres de familia, festival Got Talent.
La verdad es que nuestro trabajo es muy pequeño en comparación con el aporte que recibimos: educar a alumnos y familias en el valor de la solidaridad, ayudar a mirar la realidad con ojos humanos y rostros de personas que nos hablan en los vídeos y las fotografías, y que sentimos de nuestra familia.
Concienciamos al principio y a lo largo del curso a toda la comunidad educativa sobre el proyecto que se va a desarrollar; y, para este fin, contamos con la ayuda de Misioneros Dominicos - Selvas Amazónicas. Tenemos el “Rincón de El Seibo” en las aulas y los pasillos. Hablamos con naturalidad de nuestro hermanamiento a las familias y a quienes se acercan al Colegio, siendo conocedores de que este proyecto es un valor añadido de nuestro Centro. Alguna vez hemos puesto un stand de productos dominicanos en celebraciones propias o de otros espacios de la FESD. Sentimos que El Seibo es parte de Atocha y, con frecuencia, están en nuestras oraciones de la mañana.
También preparamos actividades para recaudar fondos. Son los propios alumnos los que se implican, junto con familias y profesores. Ellos elaboran jabones con aceite reciclado en la asignatura de Química de Bachillerato, que se ponen a la venta. Otros grupos, de mayores animados por los pequeños, han creado un estupendo festival Got Talent de actuaciones de todo tipo, que ha movilizado a un amplio sector del Colegio. También se ofrecen voluntarios para montar mercadillos solidarios, juguetes y libros usados, o para vender productos que ayuden a recaudar fondos.
“Se hace camino al andar…” Y, efectivamente, El Seibo camina con nosotros en estos últimos años: “porque caminante no hay camino” y con cada una de nuestras huellas y pisadas, todos somos transformados, ayudados y enriquecidos. Así nos sentimos y con alegría lo compartimos. Hacernos hermanos es educarnos de una manera más auténtica. ¡Seguimos caminando juntos!
Artículo publicado originalmente en el Nº9 de la Revista Selvas Amazónicas