Las familias campesinas de El Seybo continúan sufriendo injusticias
Las continuas amenazas de desalojos que reciben las familias campesinas seibanas les producen miedo e incertidumbre; pero perseveran en la lucha por su dignidad
Las últimas noticias que nos llegan desde la Misión de Santa Cruz de El Seybo en República Dominicana alertan sobre las continuas amenazas de desalojos que viven las familias campesinas de la comunidad. Las 132 familias que forman la Asociación “Seibanos por un solar” se organizaron para hacer vigilias durante las noches en la capilla ecuménica, construida como lugar de encuentro y fraternidad. El fin de las vigilias era que siempre hubiera alguien que pudiera alertar en caso de movimientos extraños que indicaran que podrían desalojarles de sus hogares.
La realidad que están viviendo las familias que viven en Los Solares, un pequeño espacio de tierra en el centro de la ciudad de Santa Cruz de El Seybo es de angustia, desesperación y zozobra. Desde el 9 de julio de 2020, que fue el primer desalojo, hasta el 26 de enero del presente año en que el Central Romana se apareció en la madrugada, todo se ha vuelto para ellas una incertidumbre preñada de miedo, rabia e impotencia. El Abogado del Estado se había comprometido con las familias seibanas para no firmar una orden de desalojo y aseguró desde su compromiso cristiano que había que buscar una solución para este drama social; pero algo le hizo cambiar de parecer y finalmente llegó la orden de desalojo en la resolución n° 64 del día 4 de marzo: “…les intima y les advierte que en el improrrogable de quince días desocupen y abandonen voluntariamente los inmuebles ocupados…”
El 5 de marzo, todas las familias de Los Solares, acompañadas por más de 50 peregrinos de la Culebra, acudieron a la Fiscalía para una audiencia solicitada por la empresa Central Romana. Casi sin haber terminado la audiencia, Soleini, una de las mujeres de la Asociación, recibió la llamada de pánico de una de sus hijas que le informaba, bañada en lágrimas, cómo varios gredas (excavadoras) de la empresa entraban en el área para tumbar todas las viviendas donde sólo estaban los niños y niñas que se habían quedado estudiando las tareas de sus clases. Todas las familias, nerviosas por lo que pudiera pasarle a sus hijos, salieron rápidamente hacia sus casas y al llegar al lugar vieron cómo las excavadoras comenzaban a destruir. Decidieron ponerse delante de los gredas para detenerlos y los maquinistas retrocedieron. Este atropello a la dignidad habría sido organizado premeditadamente para que todas las viviendas estuvieran destruidas cuando regresaran las familias de la audiencia.
El testimonio de Katiana, una niña de 10 años es estremecedor; ella intervino en los micrófonos de Radio Seybo y dijo: “los del CentralRomana vienen a matarnos”; su intervención valió para que todos los que la oyeron, presentes en la emisora y oyentes de la radio, comprendieran la gravedad de la situación. Sus palabras llevaron a las familias campesinas a fortalecer y a perseverar en la defensa de su dignidad. Como sociedad no podemos permitir que los niños y niñas que viven estas situaciones, además de heredar un empobrecimiento severo, carguen con el trauma del miedo desde su santa inocencia. Sólo habrá vida henchida de alegría y esperanza cuando se sigan los pasos de Jesús que con su predicación y opción por los pobres y desfavorecidos mostró y enseñó a respetar la dignidad de cualquier hombre o mujer.
Soleini, quien lleva en esta lucha desde el primer día decía: “si en algo hemos fallado a Central Romana por favor que nos disculpen, no queremos una guerra con ellos, les pedimos compasión”. Las familias tienen la esperanza de que el mensaje le llegue al emporio azucarero y que se siente en una mesa de diálogo para que no se viole ni una vez más su derecho y su dignidad.