Lo mejor de Cuba: los cubanos

Hemos visto la entrega y cercanía de los misioneros dominicos, la preocupación y la esperanza compartida con el pueblo cubano. Nos hemos reunido con los equipos encargados de los proyectos y nos ha gustado mucho ver que la gente realmente ama lo que hace. Y lo mejor es que lo hacen por el bien del prójimo y para construir el reino de Dios.

Venimos muy contentos de ver el buen uso que dan al dinero que les mandamos para atender a los más vulnerables. La situación no es fácil debido a la inflación que afecta sobre todo a las personas con menos recursos, hay hambre y una gran escasez de productos: alimentos, medicamentos, recambios o piezas de aparatos electrónicos… junto con enormes colas que esperan pacientemente por conseguir aquello que necesitan y no siempre encuentran…

Nos sorprende la lucha, la alegría y la creatividad con la que buscan soluciones y cómo se ayudan unos a otros, siendo comunidad. Como dice Fray Manuel Uña, lo mejor de Cuba son los cubanos.

Nos ha conmovido ver personas que viven sin agua y sin luz, o que no les funciona el frigorífico; una mujer al darle una libra de aceite de soja, la besaba como si de un tesoro se tratara. Un día visitábamos a una anciana que nos quería dar algo a pesar de lo poco que tenía y nos decía: “yo me lo quito para dártelo a ti”, son increíbles las ganas de compartir y la generosidad del pobre que tanto nos enseña.

Muchos mayores que viven solos están extremadamente delgados, sus pensiones son muy bajas y les cuesta hacer las largas colas para conseguir los alimentos. Por eso alabamos la gran labor de los misioneros y voluntarios que les visitan, les llevan algunos alimentos y que se preocupan por ellos.

También disfrutamos viendo como los cursos de formación del Centro Fray Bartolomé de las Casas van dando respuesta a las necesidades y ganas de aprender de adolescentes y jóvenes, con formaciones de calidad. Es bonito ver el interés que muestra alumnado y profesorado por dar lo mejor, y como muchos alumnos acaban siendo profesores o traen a sus hijos cuando son padres porque se llevaron buenos aprendizajes, allí lo llaman la fidelidad Bartolo.

Queremos destacar también el sentido comunitario que tienen en El Fanguito, son una gran familia, que se preocupan mucho unos de otros. Con las clases de inglés para niños y adultos, la atención a enfermos y familias de internos en centros penitenciarios o el equipo de fútbol de adolescentes que les permite aprender valores como el compañerismo o la paz a través del deporte.

En Trinidad nos contaron los diferentes proyectos de Cáritas y fuimos a ver el Proyecto de costura y confección, pues desde Misioneros Dominicos – Selvas Amazónicas financiamos las máquinas de coser que las mujeres utilizan para hacer ropa a medida y arreglos. Con el dinero que ganan, una parte se reparte entre las que han hecho el trabajo y otra se utiliza para comprar material para seguir haciendo labores. También nos enseñaron muchas manualidades que hacen en otros proyectos con personas con diversas capacidades y que son auténticas maravillas.

En Martí disfrutamos de celebrar la Pascua con más de 100 niños y adolescentes que con mucha alegría jugaron, reflexionaron e hicieron diferentes actividades preparadas por sus monitores y acabaron compartiendo la comida.

En todos los proyectos, hemos agradecido el trabajo gratuito de tanta gente que hay detrás. Ellos son nuestros ojos que saben mirar, nuestras orejas que escuchan las necesidades, nuestras manos que sirven y nuestros pies que se ponen en camino para salir al encuentro del otro. Gracias por su trabajo, por la acogida y el compartir. Sigan trabajando para hacer de este mundo algo más humano y fraterno. ¡Gracias!

Belén Sánchez Gil, directora ejecutiva, y Fernando Vela López, delegado provincial de Misioneros Dominicos-Selvas Amazónicas