Realidades y retos para abordar la Pastoral Juvenil Vocacional en misión compartida como Familia Dominicana.

Empezamos con la oración, escuchando la canción “Con las manos llenas de Vida” (Salomé Arricibita) con el corazón descalzo y de puntillas rezamos un salmo sobre el darnos, la entrega por amor, el servicio cómo respuesta a tu llamada, a tu Amor. “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”. Ojalá esta Palabra se encarne en nosotros y nos lleve a los demás para contemplar y dar lo contemplado.

Después escuchamos los testimonios de algunos jóvenes de nuestras pastorales, intentando ir más allá y preguntándonos ¿Qué realidad nos transmite? ¿y a qué nos reta?

Entre las realidades que nos transmiten: la necesidad de aceptación, de sentirse queridos, de poder expresar sus ideas libremente. Ante las ¿dudas de fe? esa necesidad de sentir que Dios está ahí. Muchos transmiten que esa respuesta a la misión a la que se sienten llamados, a transmitir la fe. Agradecimientopor lo que han recibido de otros. Actividades como la montaña les lleva a compartir los valores cristianos. La realidad de la secularización y de ir a contracorriente. Sentirse parte de una familia. La necesidad del encuentro personal con Dios. La importancia de salir de la zona de confort para darse a los demás, salir al encuentro de los más vulnerables. Dios cambia la forma de vivir y de ver la vida. No es lo mismo educar con Dios que sin Dios. No tener miedo a enseñar que existe otra forma de vivir, de amar. Contenta en las adversidades porque Dios la acompaña.

 Entre los retos que nos lanzan:

• A acoger y al diálogo, a escuchar desde la libertad.
• A sonreír, para ser reflejo de Dios. Transmitir alegría y esperanza.
• Acompañar el discernimiento y vocación.
• A rezar, a predicar sin descanso y sin miedo. No ser tibios.
• Crear grupos donde compartir la fe.Crear lazos y ser una familia unida.
• Acercarnos a los jóvenes y ser testigos de la fe. 
• Ir a las periferias, vivir la fraternidad y entregarnos.
• La compasión y la ­­verdad como una revolución en el estilo de vida.
• A provocar experiencia de Dios.
• Transmitir que Cristo da sentido a la Vida.

 También tuvimos cada participante un momento para compartir qué nos trajo aquí, quién es Dios para nosotros y qué le pedimos a Familia Dominicana.

 Después de la comida fraterna tuvimos la suerte de contar con la interpeladora charla de Rafael Ruiz Andrés, profesor de sociología en la Universidad Complutense y escritor de “Secularización en España” que nos comparte algunas ideas para abordar la pastoral en un mundo secularizado.  

 La vida se asemeja a un camino y hay dos movimientos básicos: los pasos hacia adelante, y el otro movimiento es darnos la vuelta a contemplar el camino recorrido y darle sentido a lo vivido.

 España en las últimas décadas se ha secularizado mucho y muy rápido. Hay un desacompasamiento entre religión y sociedad, sobre todo a partir de mayo de 1968, por un lado, los jóvenes piden libertad y por otro Pablo VI saca “Humanae Vitae” sobre la postura de la Iglesia ante el uso de anticonceptivos. Hay muchas preguntas que la Iglesia no ha sabido respondera las interpelaciones de la gente.

Desacompasamiento generacional, los puestos de toma de decisiones en la Iglesia están en manos de gente muy mayor “gerontocracia”.

A partir de los años 90, el pensamiento cristiano se ha identificado mucho con pensamientos muy conservadores, lo que crea un desacompasamiento con la gente más progresista. ¿Los jóvenes saben algo del papel de la Iglesia en la transición, los curas obreros, HOAC o el Concilio Vaticano?

Desacompasamiento entre lo religioso y las religiones y también entre lo religioso y lo institucional. La espiritualidad se ha escapado de las religiones.

Desacompasamiento de lenguajes, el teológico, sacramental, litúrgico no tiene nada que ver con el lenguaje de los tweets, tiktok o instagram.

Exculturación de la religión, los símbolos religiosos han pasado de ser indiferentes a ser insignificantes. La sociedad española ve lo religioso como fuera de su cultura, externo, de otra época. 

¿Y ahora qué hacemos? El catolicismo es algo contracultural. La Iglesia tiene mucha presencia, pero no tanto poder como la gente piensa. El cardenal no puede influir si no se le conoce.

Peter Berger, habla de cuatro posturas/actitudes ante una sociedad secularizada.

• Sentirlo como una amenaza, la postura puede ser ofensiva (batalla cultural, conquista de espacios) o de trinchera a la defensiva (crear un espacio donde solo se relacionen con lo católico, escuchen música católica…).
• Fascinaciónante la modernidad/secularización, hay que adaptarse al mundo que vivimos. Mucho que empezaron siendo cristianos, y acabaron en otros ambientes perdiendo lo cristiano porque no les hacía falta.
• Cesión radical.
• Vivir el mundo que vivimos como un reto, donde hay oportunidades y amenazas para la vivencia de la fe. Postura del diálogo. Para ello tiene que haber actitud de escucha por ambas partes, reconociendo la legitimidad del otro y saber que nosotros también tenemos algo que aportar.

Cuatro puentes para conectar lo pastoral con las inquietudes de los jóvenes, no solo conecta sino que les interroga, para que sigan caminando hacia adelante:

1.  La trascendencia, experiencia de Dios. Hablamos mucho de Dios, pero damos por supuesta la experiencia de Dios, para seguir a Jesús de Nazareth. Es más fácil pasar de la experiencia a la creencia que al revés. ¿Qué ofrecemos? ¿En qué lenguajes el Misterio se encarna hoy? El mundo reconoce la vulnerabilidad, la debilidad, el cuidado, la ecología…
2. Empalabramiento. Empalabrar el Misterio, la encarnación y la resurrección de Jesús de Nazaret. Los jóvenes no saben casi nada de religión, una página en blanco y hay muchos menos prejuicios que antes. Es fundamental la formación de los formadores, que conozcan el magisterio de la Iglesia, las Sagradas escrituras. Que sepan interpretar el mensaje creativamente y ser críticos. Suscitar preguntas y tratar de responderlas juntos. Reconocer las cosas que son más complicadas de entender con los jóvenes, y acompañar los procesos críticos. Dejar que actúe el Misterio.
3. Cotidianidad y comunidad. Necesarios para el mantenimiento de una vida cristiana. Un cristiano sin Iglesia no es un cristiano, la fe se vive y comparte en comunidad.En los jóvenes hay mucha ansia de estar con otros, y a la vez una gran sensación de soledad. Pero hay poco compromiso, y son muy inconstantes. Viven en un mundo muy complejo, muchos piensan que van a emigrar. Una solución podría ser las comunidades multinivel, comunidades que se plantean diferentes grados de participación y de distintas formas para responder al morador y al buscador.
4. Entusiasmo profético. Los jóvenes son utópicos y tienen ganas de cambiar el mundo, pero también les cuestiona la crisis del futuro. Estamos ante una generación de jóvenes en la que probablemente muchos van a vivir peor que sus padres. ¿Qué estamos ofreciendo? El Evangelio de verdad cambia el mundo y nos cambia a nosotros. El cristianismo está dormido o aburguesado. Parábola del grano de mostaza…desde lo pequeño podemos hacer grandes cosas. Tenemos que ser protagonistas del cambio. Empezar por la conversión de uno mismo. Cristianismo en salida, en las periferias y los márgenes.

Rafael acaba recordándonos que Elías buscaba el rostro del Señor, y no lo encuentra ni en el huracán, ni en el terremoto, ni en la tormenta, sino en la brisa… El Señor no está en Iglesias llenas, pero tal vez está en los susurros de los jóvenes, que siguen anhelando una experiencia de Misterio. La encarnación sucede hasta en una sociedad secularizada.