Selvas Amazónicas a su fundador: Fr. Francisco Arias González, OP

Nace el 1 de abril de 1926 en el pueblo leonés de Peredilla, un mes antes de su compañero, de no pocas fatigas, el Padre Bravo. Era el más pequeño de una numerosa familia, sencilla, humilde y trabajadora en aquellas tierras mineras de mucho sudor y poco pan. La guerra civil española, que recordaba con total claridad, le hizo huir de una muerte segura, en más de una ocasión, por montes y prados, junto con sus muchos hermanos, y su padres Bernardino y María. Jamás mostró un atisbo de rencor, pero si afianzo su fuerte personalidad y su amor a su tierra y a su familia, llena de hermanos y sobrinos, aquí en España y en Argentina, de quien tan amado se sentía.

Recibe su primera instrucción de latín con un sacerdote de un pueblo vecino, con “mejor intención que ciencia” como solía recordar, en vista a ingresar en la Escuela Apostólica de los Dominicos de Corias, pues desde muy niño sintió el deseo de ser un santo sacerdote.  Al convento de San Juan Bautista de Corias, llegará dos años después del P. Bravo, y allí compartirán estudio, juegos e ilusiones, pero también frío, hambre y recia disciplina, propias de aquellos, años, pero que recordaba como una etapa muy feliz.

Comenzará el noviciado, como fraile dominico, en Salamanca el año 1945. Con apenas 20 años realiza su primera profesión y de allí recorrerá las casas de formación de la Provincia de España. Estudia Filosofía en Caldas de Besaya 1946-1949, Teología en Salamanca 1949, año en el que hace su profesión solemne, hasta 1952, año en el que será ordenado sacerdote. Al año siguiente vuelve a Corias y allí, será profesor hasta el año 1957 y director de la Escuela Mayor. Junto con el P. Bravo y otros compañeros son destinados a la Virgen del Camino y allí permanecerá hasta el 1960 siendo profesor, subdirector de la Escuela Mayor, dejando un imborrable recuerdo entre los alumnos y profesores. Era amigo de todos, pero con orden, seriedad  y disciplina, como él decía: “estábamos formando a los futuros predicadores”. Elegido prior del convento de Caleruega, en 1960, permanecerá en la casa natal de Santo Domingo un trienio. A él debemos la obra del famoso “pocito” que marca el lugar de nacimiento de nuestro fundador. De 1963 hasta 1978 estará destinado en el convento de Santo Tomás de Aquino-El Olivar, donde será prior consecutivamente desde 1964 a 1976, Consejero de Provincia, Director de la “Academia Santo Tomás”, consiliario de los equipos de Nuestra Señora, párroco y arcipreste.

Será aquí donde comenzará su gran labor y por la que pasará a la historia de la Orden. Será el fundador del obra “SELVAS AMAZÓNICAS”. Con escasos recursos “con un bolígrafo y un cuaderno”, decía él, comenzó, por mandato de sus superiores, a recabar fondos para financiar y apoyar la labor de los Misioneros Dominicos, del Vicariato Apostólico de Sto. Domingo de Urubamba y Madre de Dios en Perú. Lo que parecía una labor imposible, por falta de medios, se convirtió muy pronto, en la gran labor misionera de los dominicos españoles en América, pues esta gran obra del Padre Arias, se extendió a todo América Central. Su famosa campaña de Selvas Amazónicas recorría cada rincón de España mostrando la titánica obra en aquellas lejanas y desconocidas tierras en las que los dominicos, con la ayuda del P. Arias, entonces como ahora, siguen hoy evangelizando y promoviendo una auténtica justicia evangélica. El Secretariado de Selvas Amazónicas, con la inestimable ayuda del P. Rafael Mateos, Fray Amado García, su gran hermano y sucesor el Padre Joaquín Barriales, y unos pocos voluntarios y colaboradores como Susana Canto, Ana Beffort, Geni, Valentín y un largo etcétera consiguieron que aquel primer bolígrafo y aquel primer cuaderno, se convirtieran en miles y miles de toneladas de ropa, medicinas, material sanitario,  quirúrgico y escolar, formación del profesorado, escuelas, hospitales, postas médicas, médicos, enfermeras, maestros,  emisoras de radio, barcazas, becas de estudio, formación catequética, predicación...

Su forma de ser fraile predicador fue, en esta etapa, trabajando incansablemente por este proyecto salido de sus manos y de su corazón. A él se lo debemos y la historia debiera hacer justicia, al reconocer este hito en la historia de nuestra Provincia y de la Iglesia, reconocimiento que nunca esperó, ni quiso, pues sabía, que él era nada más y nada menos que un pequeño instrumento de Dios para con aquellas gentes a las que, visitó, conoció y amó profundamente. Desde 1978 hasta el 2002 está destinado en el convento de Santo Domingo el Real de Madrid, donde continuará al frente del Secretariado de Misiones. Participa como consejero Provincial del 78 al 80 y del 90 al 94;  Miembro de la Comisión de Misiones de la Conferencia Española de Religiosos, del 82 al 86;  de la Comisión de Justicia y Paz del 97 al 91 y vocal Secretariado provincial de Misiones desde el 2002 hasta el 2007 en el que dimite, cuando se da cuenta que otros tiempos y otros vientos corren “en la Evangelización”.

Durante su estancia en este convento, y de la mano del P. Pedro Reyero conocerá el movimiento eclesial “Renovación Carismática”, que producirá en él un verdadero Pentecostés, que trasformará su predicación, su vida, y hasta aquel recio carácter que todos recordaban, se había “convertido”, como aquellos discípulos temerosos del cenáculo. Esta experiencia, marcará un antes y un después en su vida espiritual,  religiosa y sacerdotal.

En el año 2002 llega a este convento de San Pablo de Palencia a disfrutar de un descanso merecido, después de una vida dedicada a trabajar y trabajar por las misiones. Pero el P. Arias no podía estar parado, Subprior, Consejero Conventual, Lector Conventual en varios prioratos, sigue predicando allá donde se lo pidan; Grupos de la Renovación Carismática, Monasterios de Dominicas Contemplativas y otras religiosas, grupos de laicos, cofradías, el Grupo Juvenil Santo Domingo con el que tanto se ilusionó y apoyó, y otros muchos, que solicitan su palabra llena de experiencia de Dios y amor por la salvación de las almas, como un buen dominico.


Continúa trabajando en la distancia, en un humilde segundo plano, a favor de las misiones. Será el director de la Fraternidad de Laicos Dominicos, Confesor de las Dominicas contemplativas, y acompañante espiritual de los miembros de su amada y querida “Casa de oración”, en la que se siente rejuvenecer en cada encuentro por la fuerza del Espíritu trasformador. Afable, cariñoso, y con un humor fino, fue un bendición poder disfrutar de su compañía. Observante y fiel cumplidor de su obligaciones como fraile dominico, desgranaba, no pocas veces, su rosario elevando sus plegarias a su querida Virgen de la Velilla. Amante de la lectura, sobre todo de la Biblia, escudriñó y buscó en sus páginas la fuente de sus potentes homilías, llenas de Dios y de la sabiduría que dan los años.

Cansado y muy debilitado, pidió ser llevado a la enfermería de la Virgen del Camino, donde llegó el pasado día 19 y donde falleció en el día 27 de abril de 2023. Hacía muy poco que había cumplido sus 97 años, que celebró con sus hermanos de esta comunidad de San Pablo.

Aquellos dos niños, el P. Bravo y él, que iniciaron su vida casi a la par, y sus primeros pasos vocacionales en la temprana edad de la inocencia, aquellos grandes predicadores que gastaron su vida por Cristo y por la predicación del Evangelio han querido partir juntos a la casa del Padre, bendecidos con una larga y fructífera vida.

Bien pudiera decir:

“Méteme, Padre, en tu pecho, misterioso hogar.
Dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar”

Descanse en Paz.
 
Fray Luis Miguel García Palacios, OP. Prior. Sta. Catalina de Siena, OP. Palencia, 29 de abril de 2023

Testimonios agradecidos de Misioneros Dominicos

Fr. Ignacio Iraizoz: "Ha sido el brazo sobresaliente de una obra de Dios en favor de los pueblos originarios" 

Fr. Rufino Lobo: “Convirtamos el recuerdo agradecido en comunión de fe y frutos de buenas obras" 

Fr. César Luis Llana: “Su ayuda seguirá haciéndose presente en todos los puestos misionales"