Un rastro de sangre, muertos, heridos y desaparecidos
Fray Pablo Zabala, misionero dominico español en Madre de Dios (Perú), escribe esta carta al presidente de Perú ante la intervención de las Fuerzas Armadas contra las poblaciones de la zona.
Quiero manifestarle mi profunda repulsa por el proceder terrorista de su ejecutivo con la intervención de las Fuerzas Armadas contra un pueblo indefenso dejando un rastro de sangre, muertos, heridos y desaparecidos.
El pueblo guardará por tiempo el trauma causado, ha quedado dolido al sentirse ninguneado por su Gobierno. Nuestras autoridades quedaron relegadas al silencio y olvido.
No será menor la angustia de los propios policías y soldados que tienen que disparar contra sus propios familiares, sin comprender las decisiones de los políticos.
Peor que haya condenado a toda esta zona a una muerte por inanición. Sin combustible se acaba la actividad minera y la vida. Pronto estaremos sin luz eléctrica, sin refrigeración para los alimentos… sin movilidad y transporte de mercaderías, sin comida… sin dinero. Son muchos los que se van marchando y los que quedamos…
De momento la gente sobrevive gracias al guardadito y la cutra oficial tan peruana. Un cilindro de combustible que costaba 700 soles ahora está por 1.650 soles. Ni el oro puede pagar.
Pero lo que no le perdonarán es que haya vendido sus tierras y sus riquezas a los extranjeros. ¿Es que los peruanos nunca podrán explotar sus recursos con dignidad? ¿No se podría intentar?