Visita de Martín Hunter, OP, y Antonio Bendito, OP
Ayer nos visitaron dos misioneros dominicos contagiándonos su amor y pasión por la misión. Animándonos a seguir trabajando por los más vulnerables.
Martín Hunter, es de la Provincia de Irlanda. Viene de Buenos Aires donde ha formado a estudiantes de teología y dado talleres de Lectio divina.
Martín ha compartido la fe y la vida en Uruguay, un lugar atípico en América Latina por su laicismo, pero dónde ha disfrutado mucho celebrando la fe de una forma cercana y viva. La Familia Dominicana allí es bastante fuerte, auténticos seguidores de Jesús que hacen vida el Evangelio y celebran su fe en pequeñas comunidades.
En Perú estuvo también unos años, en Chimbote, dónde grababa reflexiones del Evangelio de cada día.
Acaba de despedirse de la misión y viene feliz por el aprecio mutuo con la gente con la que ha tenido la suerte de compartir. Ha sembrado mucho y tiene la sensación de que ha recibido mucho más de los que ha dado. Siempre con una sonrisa y un buen sentido del humor.
Antonio Bendito, OP, viene de Trinidad (Cuba), nos comparte el momento crítico y difícil que atraviesa el país, debido a la escasez tremenda de alimentos, de medicinas, de gasolina, de luz…
La gente está empobreciéndose mucho, está desesperada, desesperanzada y deseosa de marchar. Nos cuenta que algunos venden todo para irse, y en algunos casos cuando les deportan, no tienen absolutamente nada a la vuelta.
Esta situación influye mucho en la vida religiosa, la gente esta muy centrada en sus problemas. Su gran desafío es alentar a la esperanza contra toda esperanza. Al preguntarle qué cita bíblica le acompaña, nos dice “Yo he vencido al mundo”, o como dice San Pablo nosotros sembramos y Dios da el alimento.
Nos cuenta una experiencia que le marcó mucho en El Congo, dónde compartía mucho con los leprosos y le sorprendía su fe y alegría. Hubo un día que en poblado hubo un incendio, no se quemó ninguna de sus casas, gracias a Dios porque a muchos nos les habría dado tiempo a salir, sólo ardió la capilla. En ese momento Martín dijo, cada uno de nosotros somos Templo de Dios, Dios está en cada uno de nosotros.
En Trinidad Antonio visita a los enfermos y les lleva la comunión, tiene algunas personas que le ayudan, hay gente muy buena, luchadora y de mucha entrega. Sabe que Dios le cuida y le acompaña, pero cada vez se ve más mayor y le cuesta mucho caminar con su poca vista por el empedrado de la ciudad.
Gracias por ayudarnos a abrir horizontes, y a cambiar nuestra mirada. Por animarnos a seguir trabajando por los más vulnerables, aprendiendo de esa lucha y resilencia del pueblo cubano.