Nuestras misiones en Cuba
Los misioneros dominicos en Cuba
Los misioneros dominicos están presentes en La Habana y Trinidad. Se dedican principalmente a la pastoral en diferentes parroquias, a la atención social de las necesidades de los más vulnerables (personas mayores con unas pensiones muy bajas, niños) y a la formación en valores a través del Centro Fray Bartolomé de las Casas.
Breve historia de los misioneros dominicos en Cuba
Los primeros frailes dominicos llegaron a Cuba en los comienzos del siglo XVI. El camino no lo hicieron en solitario, eligieron el itinerario por donde transitaban y vivían los nativos para intercambiar con ellos diálogo vivo, cálido y cordial, para poder aliviar sus pesares, iluminar sus andanzas y enderezarlos hacia la salvación.
Se comprometieron con los pueblos originarios y estuvieron a su lado hasta abolir la esclavitud. Bayamo, Guantánamo, Holguín, Santiago, Sancti Spíritus, Trinidad, Cienfuegos, La Habana y Guanajay, nos muestran cómo construyeron ingenios, abrieron escuelas y fundaron la Universidad de San Jerónimo. Llegaron a Cuba y estuvieron atentos a las necesidades del hombre cubano.
"Su presencia ha sido tan decisiva que muchas páginas principales de la historia cubana existen porque ellos las escribieron"(S. Larrúa).
Fray Bartolomé de las Casas desembarcó en Cuba en 1511 y vivió allí un tiempo. Marcado por la influencia de los dominicos de Santo Domingo, quea través de Fray Antón Montesinos habían denunciado valientemente la explotación de los indios y emplazado a los encomenderos españoles para que pusieran fin a la explotación de sus hermanos, podría ser considerado un precursor de la defensa de los derechos humanos. Llegó a la Isla con los conquistadores, fue dueño de indios, y terminó defendiéndolos contra el abuso de los españoles.
Hoy en día en Cuba hay dos presencias de los frailes, una en La Habana y otra en Trinidad, en la Habana está el prenoviciado del Vicariato, el Centro de Estudios Fray Bartolomé de las Casas y los frailes están encargados de la Parroquia de San Juan de Letrán en el Vedado, la parroquia del Sagrado Corazón de Línea, la capilla de Jesús Obrero en el Fanguito, el Monasterio de monjas dominicas Santa Catalina de Siena y la Parroquia de la Santísima Trinidad, en Trinidad.
Acompañan a un pueblo muy luchador que sufre mucho por la escasez de productos y la falta de oportunidades, predicando la Buena Noticia de un Dios que es Amor, que nos acompaña en el camino de la vida.